La carne de soja, también conocida como soja texturizada, es una proteína que se obtiene mediante el proceso de extrusión de la harina desgrasada de soja obtenida principalmente como subproducto de la extracción de aceite de soja. Se prepara a partir de las habas de soja, una vez se ha extraído el aceite, a la que se añaden otros ingredientes destinados a estructurar el producto final. La pasta debe ser calentada, lo que se hace generalmente con vapor de agua, a fin de destruir los componentes tóxicos de la soja cruda y eliminar su sabor amargo. Una extrusora de doble tornillo y una cuchilla rotatoria sirven para dar la forma al producto, que debe ser enfriado y secado antes de ser envasado o incorporado a otros alimentos como ingrediente.[1] Su textura es esponjosa, es rica en proteína, aportando 11 aminoácidos distintos, (algunos son aminoácidos esenciales) y fibra dietética, con bajo contenido de grasa. Tiene vitaminas A, E y del grupo B (tiamina, riboflavina y niacina). Contiene minerales como fósforo, calcio, magnesio, hierro, zinc y cobre.